Intervención del compañero anarquista Alfredo Cospito en la iniciativa «Tierra de amor y libertad» en Grisolia (Italia, 24.08.2021) [es]

IT: Intervento di Alfredo Cospito all’iniziativa “Terra d’amore e libertà” a Grisolia + FR: Intervention d’Alfredo Cospito pour la rencontre “Terra d’amore e libertà”

Intervención del compañero anarquista Alfredo Cospito en la iniciativa «Tierra de amor y libertad» en Grisolia

El siguiente texto es la intervención del compañero anarquista Alfredo Cospito, actualmente recluido en la cárcel de Terni, para el debate a partir del libro Quale internazionale? (“¿Qué internacional?”), celebrado en el contexto de la segunda edición de la iniciativa «Tierra de amor y libertad», dos días de publicación anarquista en Calabria centrados en el internacionalismo y la continuidad revolucionaria, en Grisolia el 23–24 de agosto de 2021.

Últimamente me he preguntado con qué cara dura un anarquista prisionero desde hace diez años como el abajo firmante pretende expresar un análisis «realista» sobre el presente, sobre el movimiento real fuera de estos cuatro muros. La entrevista a «Vetriolo» todavía me pillaba relativamente imbuido de la realidad, fuera de la refriega de la lucha, aún convencido de tener una visión «realista» y objetiva del mundo. ¿Qué internacional? es el resultado de treinta años de lucha practicada, de golpes infligidos y recibidos, de afinidades, amistades nacidas y después traumáticamente cortadas por el muro de una prisión. Resumiendo, hoy puedo decir con una cierta convicción que los únicos momentos en los cuales he tenido la certeza de haber contribuido a cambiar las cosas han sido aquellos momentos en los que he peleado concretamente con el sistema, en los cuales he arriesgado la libertad y la piel. En aquellos momentos he vivido, me he sentido más vivo que nunca. Y el placer que he sentido ha sido sin igual, comparable solo al amor por el propio o la propia compañera en los momentos más intensos de la pasión. Recuerdo cuando de chaval me parecía imposible intervenir de manera concreta, me parecía siempre insuficiente el nivel de profundización, las capacidades prácticas que tenía no me parecían estar a la altura, no sabía por dónde empezar, al principio te sientes inepto, incapaces… Esperaba de los/as compañeros/as expertos una sugerencia, un arranque. A menudo, en cambio de mi entusiasmo, recibía una buena dosis de «realismo» que amortiguaba o amenazaba con frenar cualquier «ambición» revolucionaria, cualquier impulso a la acción. Por cuanto increíble que pueda parecer, el «realismo» a veces hace imposible cualquier acción, cualquier impulso. He salido de esta especie de «callejón sin salida» sólo cuando he decidido de una manera torpe, imprudente, loca, provocadora de armar mis manos. Luego todo se ha vuelto «fácil», fallo tras fallo, paso tras paso, las cosas han empezado a funcionar. He buscado a mis compañeros/as y los he encontrado, nos hemos reconocido haciendo del rechazo de la delegación y de la espera nuestra brújula. Han pasado muchos (quizás demasiados) años desde aquel tiempo y hoy me encuentro del otro lado, un anarquista «experimentado» con más «experiencia». Y lo que me apetece decir es simplemente de seguir los propios instintos y de no prestar demasiada atención a la prudencia de aquellos, que desde lo alto de la propia vida «vivida», empujan a la moderación. Porque aquel dicho popular que dice «se nace incendiarios y se muere bomberos» no es tan descabellado. Yo, todos los días, aquí dentro lucho conmigo mismo para seguir siendo lo que era, y no siempre lo logro. En mis palabras a veces entreveo aquello que siempre he combatido, oportunismo, paternalismo, realismo… «política». Dinámicas que corren el riesgo de hacerme olvidar cuanto era hermoso comunicar solo a través de gestos de destrucción y las palabras que las seguían. Cuando no corría el riesgo de convertirme en un «referente», cuando era un emérito desconocido. Y las cosas estúpidas que me venía de decir se quedaban circunscritas, nadie justamente las escuchaba. La cosa tragicómica es que la «metamorfosis» es casi indolora y no concierne solo a nosotros/as prisioneros/as sino quizás más a aquellos que fuera de estos muros todos los día afrontan una realidad que tiende a normalizar. El «realismo» te arrastra a un rebaso continuo que te lleva a juzgar a aquellos que siguen siendo «ellos mismos» como ingenuos, provocadores, pueriles, engañados.

Basta de palabrería, me alegro que los/as compañeros/as calabreses del espacio anarquista «Lunanera» me hayan invitado a decir unas palabras de presentación para el librillo publicado por Monte Bove, ¿Qué internacional?. Me complace particularmente porque, como abruzzese, creo que el trabajo editorial de los/as compañeros/as calabreses/as es muy importante porque resalta la importancia que el anarquismo del sur de Italia ha tenido en nuestra historia. Una de las características de este anarquismo históricamente han sido sus posiciones antiorganizativas e informales. Baste recordar a Di Giovanni y Schicchi y, más recientemente, a Leggio y Bonanno. ¿Qué internacional? está en esa línea, toda la experiencia informal de la Federación Anarquista Informal está sobre aquella misma línea. La «línea» de la informalidad y del anarquismo antiorganizativo de la cual la organización informal es el eje. La FAI y la FAI-FRI han sido el intento de darse una estructura fluida, de crear una comunicación básica a través de las acciones. Fuera de cualquier idiotez sectaria y parloteo demencial. ¡Nunca me cansaré de repetirlo! La palabra solo a aquellos que arriesgan su piel y la propia libertad golpeando. La charlatanería de la cual hablo es aquella de la web, sobre estas dinámicas últimamente he reflexionado mucho también gracias a algunos/as compañeros/as. Internet nos permite comunicar con rapidez las acciones y los mensajes que las acompañan. Pero al mismo tiempo nos aturde con un ruido de fondo continuo hecho de una miríada de delirios producidos por comentarios de espectadores aplaudiendo o hipercríticos (que en definitiva son la misma cosa). Espectadores que, para dar sentido y «radicalidad» a sus existencias, disparan sentencias sumarias montando ridículos tribunales de la «pureza» revolucionaria. Este/a no es un/a prisionero/a anarquista por lo tanto no es digno/a de solidaridad, ¡pero ese sí lo es! la merece toda, tiene un hermoso pedigrí… ¡qué tristeza! Por no hablar luego de los «ideólogos» de turno que intentan encerrar un fenómeno intrínsecamente caótico como «la internacional negra» en jaulas «ideológicas» y esquemas simplistas que revelan torpeza y distanciamiento de las dinámicas de la acción practicada. Para salir de este punto muerto, en mi opinión, debemos actuar por una doble vía. Dos vías como dos líneas paralelas que no se cruzan pero que van en la misma dirección. La profundización histórica y teórica que saca a la luz las estrategias organizativas llevadas a cabo en los últimos años. Y la otra vía, aquella de la lucha real concreta que con nuestras manos contribuimos a construir, día tras día, acciones, resistencias, coordinaciones, luchas de los prisioneros, grupos, núcleos de acción, organizaciones informales o específicas a las cuales damos nuestra contribución. Aquello que me gusta definir «experimentación revolucionaria», que no es otra cosa que la búsqueda de la herramienta justa para desencardinar este mundo. Dos niveles diferentes, uno a la luz del sol que, en mi opinión, encuentra en el papel impreso todavía una herramienta adecuada para vehicular un profundización, una reflexión sobre aquellas dinámicas pasadas que podrán, se espera, enséñanos algo, inspirarnos. El otro, el plano de la lucha concreta que cada uno de nosotros cultiva con los/as propios/as compañeros/as, que ciertamente no se puede agotar en la estampa de un libro.

La vida de un/a anarquista, de un rebelde, de un/a revolucionario/a encuentra (en mi opinión) plenitud y realización únicamente cuando se relaciona con la vida, cuando se ensucia las manos con la mierda que nos rodea. Puede suceder de muchas formas, cada uno encuentra la propia. La violencia anarquista es mi forma de cambiar las cosas. La profundización que me interesa es aquella que se ocupa del modo en el cual aquellos que nos han precedido se han organizado. Para entender a partir de sus aciertos o fracasos cómo actuar hoy, inmediatamente. Con los/as compañeros/as de «Lunanera», junto a otras realidades editoriales anarquistas, hemos iniciado un recorrido editorial de profundización de algunas experiencias históricas de lucha armada de estampa libertaria y anarquista que en las últimas décadas han atravesado el panorama revolucionario. Nuestro primer trabajo será el Movimiento Ibérico de Liberación – Grupos de Acción Revolucionaria Internacionalista. Bien conscientes, pero, que la vida está en otra parte, en la lucha. Para concluir, volvería a reiterar el concepto inicial dirigido a hipotéticos neo compañeros/as que en mi fantasía enferma escucharán estas palabras mías.

Seguir vuestro instinto, vuestra rabia, no escuches demasiado a los/as compañeros/as concienzudos/as. Lanzaos en la refriega, mal que vaya habréis vivido una vida con algo de riesgo y sufrimiento de más pero también llena de pensamientos felices, placeres y satisfacciones. Contribuyendo quizás a cambiar las cosas, y por qué no… a marcar la diferencia. Como decía una vieja canción anarquista, «Es la acción ideal».

Un abrazo anárquico y revolucionario a todos/as los/as compañeros/as presentes.

Siempre por la anarquía,

Alfredo Cospito
Prisión de Terni

[Fuente: malacoda.noblogs.org; traducción al español publicada en publicacionrefractario.wordpress.com].